Aquel día Uglu Virtanen recababa información sobre un conflicto. Quería clasificar a sus actores en dos grupos: los buenos y los malos. Buscó datos. Encontró signos de interrogación. ¿Los buenos y los malos? Uglu Virtanen se percató de que había intentado reducir la complejidad a un anuncio simplón, a una comedia para todos los públicos o a un movimiento de la diplomacia estadounidense.