Dos jóvenes, con sus fantasmas y fantasmadas, en «La noche de la que hablaremos». Una amante ante otra amante en «Mi vida como araña». Un contratiempo soviético en «El vodka como estereotipo». Los nervios de un diseñador con el teletrabajo en «Inmejorablemente imperfecto». El paciente frente a su amor platónico en «La cosificación». Un hito prehistórico en «Una historia sobre la prehistoria». El huerto urbano como escapatoria en «La moda es el desapego de lo inmediato». La ludopatía anónima en «Patricia no se llama Patricia». Los hijos como excusa para la avaricia en «Tosidos falsos». Un trayecto de veinte relatos breves con parada en veinte rinconcitos inigualables en el recopilatorio Montaje y reparación de veletas (relatos cortos). ¡A leer!