Aquel día Uglu Virtanen ascendía una montaña. Tras un pensamiento nevado, dejó de subir. La premonición de la cima lo había incomodado. Imaginaba dos alternativas. Llegar a la cima y seguir escalando. Lo que significaría que no era la cima. O llegar a la cima y parar. Lo que evidenciaría sus pronunciadas limitaciones como alpinista.