Salíamos de Toledo. Cruzábamos cinco pueblos: Argés, Layos, Pulgar, Cuerva y Ventas con Peña Aguilera. El destino era San Pablo de los Montes. Madrid, la playa y el extranjero son inventos más recientes. A principios de los noventa, yo aún no había soplado suficientes velas ni en mis cumpleaños ni en las sesiones con el logopeda. La vida era algo más que sofocar un fuego tras otro.