Aquel día cierto desconocido era el gestor de un banco deficitario. Con cada gestión, libraba una partida de ajedrez frente a un representante público. El desconocido siempre vencía. En una ocasión, sin embargo, había perdido la reina y el jaque mate avanzaba en su contra. Antes de que el desconocido reaccionara, su contendiente se disculpó y negociaron las tablas.